Si hay algo que recuerda puntualmente Amy de la Argentina es el público. “Lo recuerdo por lo apasionado y lo entusiasta que fue. Siento que tienen algo muy profundo en el corazón por la forma en que se conectan con la música. Recuerdo que la primera vez que fuimos a la Argentina había más de cien fans en el aeropuerto cuando aterrizamos”, resume y agrega: “Me acuerdo que salí y sólo tenía una persona de seguridad. No estábamos preparados y no sabíamos cómo iban a ser las cosas. Los vi a todos allí y sonreí. Entonces se pusieron a gritar y se vinieron encima de nosotros. Lo siguiente que recuerdo es que el tipo de seguridad me levantó y me tiró dentro de la camioneta. Perdí los anteojos de sol y me tiraron del pelo. Fue todo una locura y recuerdo que pensé: ‘Dios Santo, ¿dónde estamos? ¿Qué hacemos ahora?’”. Pero después del pánico vino el show, sanador: “Es impresionante cuando estás en el concierto y tenés una energía así en la multitud. Decididamente, Argentina es una prioridad importante para nosotros y vamos a estar allí en 2012.
–¿Es seguro? –Sí. No sé la fecha todavía pero esta vez quiero hacer una gira sudamericana bien extensa. Volveremos a Brasil, Chile y Argentina e iremos a Colombia.
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" Las cosas estallaron en pedazos "
Amy Lee nos regala para la Nochebuena un repaso de sus recuerdos infantiles, su sueño de ser una nueva Mozart y su balance de primeros años en banda. Y nos dice por qué debemos escuchar su nuevo disco.
Amy Lee hizo algo atípico para sus giras y para su blanca palidez eterna: nadar en el mar. “Es el mejor primer día de llegada a un país en mi vida”, resume una Amy de pelo oscuro y rasgos regordetes, sobre todo, por las mejillas. Porque, por el resto de su fisonomía, es una mujer bastante normal, poco lookeada en comparación con su iconografía, y muy sonriente. Y, también, con ganas de hacernos regalos (anticipadamente) para poner en el arbolito: algunos recuerdos familiares, anécdotas en banda y sueños y pesadillas recurrentes. “Me gustan las entrevistas en profundidad”, dice cuando saluda, al final de la nota y mientras le retocan el maquillaje.
Esto sucedió en el primer día de llegada a Río de Janeiro cuando viajó a Brasil para el show de Evanescence en Rock in Río, justamente cuando se encontró con el Sí! en el entorno magistral de la alegría carioca pero en una fortaleza alejada de Copacabana o Ipanema.
Este año el grupo editó su nuevo disco, Evanescence . Siento que nunca abandonamos la idea y cualquiera que nos oiga va a decir ‘sigue siendo Evanescence’. Pero a la vez hay crecimiento, hay evolución”, define Lee. Y hace un repaso general: “ Fallen fue un primer intento, donde todavía estábamos intentando descubrir quiénes éramos”.
–¿De qué forma?
-Aprendiendo a tocar el piano, aprendiendo cómo ser alguien o algo. ¿Entendés lo que te quiero decir? El segundo disco fue más duro. En él trabajé con Terry así que se nota mucho su influencia.
–¿Y la preponderancia rockera?
–Esta vez tuvimos influencias nuevas porque podíamos recurrir a toda la banda y todos fueron parte del disco desde lo creativo. Eso puso en primer plano el elemento del rock.
–¿Coincidís en que el giro hacia lo electrónico es algo nuevo?
–En un sentido sí. Pero no creo que sea más electrónico que The Open Door.
–¿Por qué ahora le ponen el nombre del grupo al álbum?
–Porque la banda acabó siendo la fuerza motora del disco. Y esto es nuevo para nosotros. Es una época nueva para nosotros en muchos sentidos. Estuvimos algo alejados. Y ahora es nuestro momento. Vivimos muchas cosas y recorrimos un largo camino. Ahora estamos aquí pero en algunos momentos fue muy difícil.
–¿Recordás alguno?
–Es difícil porque uno no quiere hablar de los momentos duros cuando, por fin, los dejó atrás. Siempre hay dolor en el crecimiento. Al principio, las cosas estallaron en pedazos. Fue cuando Bring Me to Lifeempezó a tener un éxito enorme en todo el mundo. Yo era muy joven, tenía 21 años. Internamente, dentro de la banda, nos estábamos desintegrando. Eramos Ben y yo. Los demás, venían a tocar los instrumentos. Fue duro: internamente éramos infelices y nos teníamos que mostrar fuertes. Muchas veces, sólo tenía ganas de llorar.
–¿Qué sueños tenías cuando eras chica?
–Te referís a lo que soñaba para mi vida, ¿no? porque tengo sueños muy vívidos también, impresionantes. Pero de chica amaba la música. Cuando vi la película Amadeus , quedé obsesionada con Mozart y quería ser como él. Pero no podés estudiar para ser Mozart. Es un genio. La influencia clásica permanece y es muy importante en Evanescence.
–¿Todavía la sentís cercana?
–Sí. Hace un tiempo me puse a pensar en las canciones que tocaba cuando estaba en la secundaria. Era muy difícil y complicado pero lo recuerdo. Ahora no lo puedo hacer, tendría que estudiar un mes. Me gusta mucho Beethoven. Y sé que es un lugar común pero Mozart es mi preferido.
–¿Podés darnos una fórmula para el éxito?
–La única fórmula que mantengo es hacer lo que nos gusta. El motivo de hacer algo tiene que ser que te guste a vos, no pensar que le tiene que gustar a otro.
–Si tuvieras que elegir una persona para que le guste tu música, ¿quién sería?
–¿Sólo una además de mí misma? Es muy difícil decidirlo. Pero diría que Michael Jackson. Sé que está muerto pero como es algo imaginario, diría que él.
–¿No alguien de tu familia?
–Es que no puedo elegir uno por sobre el resto. Además, ya les gusta mi música. Sería muy fácil.
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